Uno de los máximos representantes del nacionalismo musical español
Marián Valdemar
Confieso que es un privilegio poder escribir artículos sobre personajes por los que siento una profunda admiración, y este gran músico es uno de ellos. Pero hay que aclarar que este compositor nacido en Cádiz en 1876 y bautizado como Manuel de Falla y Matheu, soñaba con ser escritor y no músico. No lo logró, aunque si hizo amistad con algunos preclaros reyes de las letras de su época.
A los 17 años se dio cuenta al fin de que su verdadera vocación era la música, y ello tuvo lugar durante la audición de un concierto.
No tardó en trasladarse a Madrid, ciudad que tenía como emperatriz de las músicas a la zarzuela. En ella recibió clases de piano, y en 1899 logra su primer premio de música con este instrumento. Estrena además una zarzuela guiado por Amadeo Vives “los amores de la Inés” , y logra el premio de la Academia de Bellas Artes con la “Vida breve”.
Viaja por fin a París en 1907, ciudad en la que inicia una importante amistad con Debussy y Albeniz, y en donde se reencontrará asimismo con su amigo Joaquin Turina.
La sibarita capital francesa le va a servir de inspiración cómo no, para componer diversas obras y en ella estrenará además “la vida breve” con un clamoroso éxito.
El estallido de la 2ª guerra mundial le obliga a regresar a España, de nuevo a Madrid, y desde aquí irá a Granada, Barcelona y Londres, aunque abandonará esta última a causa de la muerte de su madre.
Poco después, en 1919 , decide instalarse definitivamente en Granada, una arabesca ciudad en la que don Manuel engendrará una estrecha amistad con García Lorca, al par que se continuarán estrenando sus obras en diversas ciudades, sobre todo en París, entre ellas “El retablo de Maese Pedro”.
Su salud comienza a darle problemas, aunque tales bajadas se verán recompensadas con la proclamación de la 2ª república española. En cualquier caso, pese a tal alegría empezará a redactar su testamento. Evidentemente, no abandonará sus composiciones musicales ni tampoco sus viajes, ya que se instala en Mallorca -la bella isla balear- acompañado eso si, por la tristeza que le produce la muerte de su amigo Federico García Lorca.
Otro desasosiego le surgirá poco después: Sin su consentimiento, será designado presidente del Instituto Español, creado por Francisco Franco, un cargo del que a duras penas logra dimitir.
Un nuevo y definitivo viaje, esta vez a Argentina en 1939,en cuya capital -en el magnífico teatro Colón- estrena su suite “Homenajes”. En este país sudamericano residirá en un pueblo de la famosa ciudad de Córdoba, en donde le acompañarán los problemas económicos y cómo no, de salud, los cuales se irán agravando. Pese a ello, compondrá su obra “La Atlántida”.
Manuel de Falla muere en su domicilio argentino en 1946, aunque a decir verdad, pudo haberlo hecho en su propio país. Si: El gobierno español le propuso retornar a España en 1945, un año antes de su muerte. Pero el insigne don Manuel -el músico que europeizó el paisaje musical español- rechazó tal proposición.
Su cuerpo exánime “cruzó el charco” por última vez únicamente para ser enterrado en la catedral de Cádiz, su ciudad natal.
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