Anabel Sáiz Ripoll
Doctora en filología y profesora de secundaria en IES Jaume I de Salou
anabel@tinet.org
http://www.islabahia.com/perso/anabel
Tarragona , España.
I. Acerca de la autora.
A Mercedes Neuschäfer-Carlón (nacida en Oviedo) hay que reconocerle su versatilidad a la hora de escribir para el público infantil. Sus historias atrapan, aunque todas siguen su propio ritmo interior. Conoce muy bien a los niños y se preocupa por ellos. Recordemos que ella misma impartió clases a los hijos de emigrantes en la República Federal, cuando se trasladó desde España, a raíz de su matrimonio. Así, escribe, a propósito de la literatura infantil: “Yo creo que para escribir un libro para chicos ha de sentirse la casi necesidad de hacerlo y gozar también, cuando se hace. Y esto lo consigue solamente quien conserva muy claro recuerdo de sus sensaciones infantiles y, volviéndose en parte niño de nuevo, disfruta escribiendo. Pero muchos han olvidado su infancia.”
Mercedes Neuschäfer-Carlón -de soltera Carlón Sánchez- tomó el apellido de su marido al casarse en 1958. Inició, pues, su carrera literaria en Alemania y sigue escribiendo en español, aunque su obra interesa también en otros idiomas. Aparte, cabe añadir su labor como traductora, de la que hablaremos después, y crítica literaria, y, por descontado, su trabajo en la Universidad de Saarbrücken, localidad en la que reside actualmente, aunque se traslada con frecuencia a España.
Su primer libro “Una fotografía mal hecha”, fue publicado en 1976 y a partir de aquí ha seguido publicando con regularidad hasta 1995, fecha en que apareció, por ahora, su último libro infantil y juvenil, “Tras los muros”, publicada también en el Círculo de Lectores en 1998. Eso sin contar sus creaciones en alemán (“Die verlorene Mama”, 1998, y “Der blaue Umhang”, 1999).
Mercedes Neuschäfer ha recibido el Premio AMADE en 1975, ha sido finalista en el lazarillo y ha figurado en la Lista de Honor de la CCEI. La Biblioteca Internacional de la Juventud de Munich ha escogido diversos libros suyos en su selección “Los mirlos blancos” que recoge cada año los mejores libros infantiles y juveniles de la producción mundial. Su obra se ha traducido a varios idiomas y la televisión estatal alemana (ZDF) ha realizado dos películas basadas en textos suyos, “Der Goldene FluB” (Río de oro) y “Der Apfel” (La manzana). Esta última está basada en el capítulo de “La acera rota”, “Manolín y tío Carlos”.
A propósito de su difusión en Alemania, la escritora comenta: “Los autores españoles de literatura infantil y juvenil no son demasiado conocidos en Alemania. Yo, algo más acaso, porque, al vivir aquí, la tele alemana me dedicó un espacio cuando se publicó “Berland, la ciudad escondida” y, al aparecer “la acera rota”, hizo una entrevista y un pequeño film conmigo. También uno de los más grandes y reconocidos semanarios alemanes, el “Deutsches Allgemeines Sonntagsblatt” de Hamburgo publicó un largo e interesante artículo sobre todos mis libros “ 2.
Debido a la distancia, Mercedes Neuschäfer nunca ha formado parte de eso que se llamó, a finales de los 80, el “boom” de la literatura infantil -y que no siempre fue respaldado por buenos títulos-. Ella ha seguido una trayectoria más sosegada e independiente, pero de gran calidad literaria. Escribe según sus intereses y según su propia experiencia como lectora. Así, afirma: “Yo he leído, de niña, con mucho gusto a Elena Fortún y algunas cosas de Carmen Kurtz las encontré bien. Y de Gloria Fuertes.” 3.
Mercedes Neuschäfer escribe para que los chicos lo pasen bien porque “el niño es capaz de entender y sentir ya muchas cosas; pero estas cosas han de contársele de forma que las entienda y así pueda disfrutarlas. Por eso el libro juvenil, además de contar una historia atractiva para él, debe tener una construcción y un lenguaje sencillos. Pero esa sencillez y claridad no están, en modo alguno, reñidas con calidad.“ 4.
Considera, con acierto, que la literatura infantil y juvenil puede interesar a todos los públicos; aunque ella misma reconoce que en su obra hay otros valores que, en absoluto, están desfasados, aunque algunas veces parezca que sí: “Yo escribo para que los chicos lo pasen bien; pero me parece bien también llevarles algo más; hacerles, por ejemplo, ver un poco más claramente en sí mismos; comprender mejor el mundo que les rodea; hacerles sensibles, formándoles una personalidad responsable y, a la vez, más libre. Creo que en España, y en el mundo en general, son necesarios algunos valores, no justamente los de antes; pero sí una orientación honesta y algo de idealismo. Aunque todo esto, que suena muy bien, no vale nada si el libro es aburrido” 5.
II. Clasificación temática.
Mª Concepción Pérez Montero, en un buen artículo 6, clasifica la obra que nos ocupa en tres grandes bloques: tema maravilloso, novelas de intriga y novelas realistas. Es una clasificación oportuna y muy clara, aunque, sin olvidarla del todo, nosotros preferimos los siguientes epígrafes: “Personajes mágicos, seres especiales”, “Misterio, emoción e intriga” y “La vida y sus afanes”. Veamos, en líneas generales, estos tres aspectos.
II.a. Personajes mágicos, seres especiales.
Aquí podríamos hablar del tratamiento especial que hace Mercedes Neuschäfer del cuento maravilloso. Recogen estos aspectos “Tarde de cuentos”, “Los dos castillos”, “Berland, la ciudad escondida” y “Mefi, Sata y Monio”.
“Tarde de cuentos” está formado por cinco cuentos titulados “Las xanas del río”, “La prueba de los cocodrilos”, “Anna y Tantina”, “Colibrín” y “La capita azul”. Son cuentos tradicionales, aunque modernizados; esto es, siguen la sensibilidad actual, Aparecen príncipes, princesas y seres mágicos, pero no de forma arquetípica, sino con sus problemas y limitaciones… como cualquier niño que pueda leerlos.
“Los dos castillos” es un cuento que se inicia como si fuese un relato de hadas en un país de ensueño; pero, poco a poco, se va transformando a medida que la joven protagonista, Arabela, crece y percibe las injusticias que se dan a su alrededor. El telón de fondo son dos castillos opuestos, Cerrohermoso y Montegrís y la historia comienza cuando Arabela descubre la pobreza en el mundo y la injusticia social. Entonces comienza una especie de viaje iniciático en el que conoce a Manfredo, del que se enamora, y quien le da los elementos para que aprenda a ver la verdad. Por fin, y de manera mágica, se resuelve el conflicto gracias a la música que brota de un instrumento especial y que, en suma, brota del alma.
Así, lo que parecía ser un cuento tradicional, se convierte en un relato lleno de elementos ajenos al cuento maravilloso. Arabela adopta un criterio independiente frente a su padre, que quiere mantenerla al margen de la realidad; pero acaba dándose cuenta de que ella vive bien porque otros trabajan y son explotados. Todo ello lo descubre la joven protagonista de una manera diferente: se viste de hombre para poder aprender y acceder al mundo vedado entonces para las jóvenes como ella.
En “Berland, la ciudad escondida” el protagonista es Carlos, un niño de 12 años que vive en un país extranjero. Está acomplejado por su estatura hasta que un día accede a la ciudad de Berland, llena de seres pequeños… y felices. Así Carlos descubre que la felicidad no está en la medida exterior.
“Mefi, Sata y Monio” es un libro aparentemente irónico, pero que tiene una capa de humor negro y de cierta dureza. Sus personajes escapan de lo vulgar y la autora ha querido unir el humor con el terror. El conde Similoff, viudo, vive en un castillo con sus tres hijos, Mefi, Sata y Monio -Mefistófeles, Satán y Demonio-. Un día se casa con una viuda, cuyas tres hijas son el contrapunto de los tres demonietes. Las niñas aprenden a defenderse e, incluso, se contagian de la maldad de los demonios. El final es ciertamente pesimista y la clave para enmendarlo está, seguro, en la educación que reciben los personajes o que han recibido o que recibirán.
II.b. Misterio, emoción e intriga.
Aquí incluimos las novelas de intriga, las que tienen cierta base policíaca y aquellas que se basan en un ritmo dinámico, lleno de aventuras y suspense. Son “Una fotografía mal hecha”, “En la guarida secreta”, “La cabaña abandonada” y “El yate blanco”.
En “Una fotografía mal hecha”, Peter cumple 11 años e invita a sus amigos a merendar. Uno de los regalos es una máquina de fotografiar. Acaban la fiesta en la feria y allí coinciden con una niña pequeña. Por la prensa, al día siguiente, descubren que esa niña ha sido secuestrada y colaboran con la policía para esclarecer el caso. Cuando revelan las diapositivas, en “una fotografía mal hecha” aparece la niña y el que podría ser su secuestrador. Todo termina bien.
“En la guarida secreta” está en la línea de los relatos de suspense y el núcleo está en el robo de estupefacientes. Peter, de 10 años, y su amigo acaban descubriendo al cabecilla de la banda.
“La cabaña abandonada” es otra novela de intriga, pero con un escenario exótico -Nairobi-. Michael, de 8 años, se va con su padre a África por cuestiones de trabajo. Allí conoce a Annette -11 años-, hija de un compañero de su padre. Se hacen amigos y participan en la cacería de una leona. Encuentran un cachorro de león al que llaman Michán y que, en parte, es el protagonista de la novela. Michael es víctima de un secuestro y es liberado gracias al león. Por último, el cachorro los acompaña a Alemania para ingresar en un zoo.
En “El yate blanco”, Andrés es secuestrado por una pareja, cae al agua y va a parar a un hospicio; aunque, gracias al reconocimiento del dialecto de su infancia y a su tesón, consigue regresar de nuevo a su tierra, a Asturias.
II.c. La vida y sus afanes.
De alguna manera, en esta tercera serie temática, la autora se centra en la realidad, en los problemas cotidianos y en aquello que la vida nos ofrece. Hablamos de “Antonio en el país del silencio”, “Violín y guitarra”, “La acera rota” y “Tras los muros”.
“Antonio en el país del silencio” nos cuenta un periodo de la vida de Antonio, hijo de unos emigrantes españoles que viven en Alemania. Es un libro lleno de valores como la amistad, la superación de las diferencias sociales y el entendimiento entre personas de edad y procedencia distinta.
“Violín y guitarra” nos habla de dos personajes, Luis Felipe y Andi. Luis Felipe tiene 9 años, vive en una casa con jardín y es aficionado a la lectura y al violín. Se trata de un niño tímido, solitario e imaginativo. Andi tiene 12 años y vive en un barrio humilde con su padre, que se suele emborrachar, sobre todo cuando está sin trabajo. Su sueño es comprarse una guitarra. Conoce a Luis Felipe por casualidad y entabla con él una amistad, superando las barreras sociales. Y consigue, por fin, su guitarra.
“La acera rota” 7 es un libro diferente a los demás porque tiene un fondo autobiográfico. Elena, la niña protagonista, nos cuenta sus experiencias cuando estalla la guerra civil en Oviedo y toda la problemática y angustia que eso conllevó. Es, sin duda, un libro precioso, que recoge con delicadeza el pensamiento de Elena y que nos atrapa en la peripecia de ella y de toda su familia; en la peripecia, sin duda, de la propia Mercedes Carlón.
En “Tras los muros”, Hugo nos cuenta la historia y se centra en los problemas actuales, mucho más que el resto de novelas. Como indica la propia autora “… habla de los problemas del mundo de hoy: la falta de tiempo de algunos padres, el consumo, las “marcas”, los ordenadores… Y también -de esto no suele hablarse- de la responsabilidad que los chicos tienen a veces en la separación de los padres. Pero todo ello dentro de una historia emocionante y divertida. Incluso con espectros que viven tras los muros y saben de otros tiempos”8.
III. Elementos recurrentes.
Creemos que para tratar de globalizar algunos de los aspectos de la obra de Mercedes Neuschäfer-Carlón es mejor establecer una serie de temas o de motivos que, de alguna manera, se van repitiendo. Así, tendremos un análisis más completo de su producción, aunque no acabado. Trabajaremos, en este artículo, tres grandes aspectos, esto es, los aspectos relacionados con el protagonista y los personajes secundarios; los problemas de los personajes y su superación; y el escenario donde se desarrollan las historias.
III.a. Personajes:
– El papel del protagonista.
Básicamente, los personajes protagonistas de Mercedes Neuschäfer son niños varones, quizás porque ella es madre de un chico y le resultó más cercano ponerse a escribir siguiendo el modelo masculino; aunque, en “La acera rota”, el protagonismo absoluto lo tiene la pequeña Elena. Todos tienen edades entre 8 y 11 años; están, pues, en lo que puede llamarse la tercera infancia. Es el momento en que el niño va adquiriendo conciencia de sí mismo, en que se desarrolla su voluntad y en que tiene necesidad de actuar. Es el momento de la socialización y de las pandillas. Y a todo esto da salida la escritora con los distintos chicos, como Peter -ambos-, Andi, Andresín, Luis Felipe, Michael, Hugo o la propia Annette.
– Niños imaginativos.
A menudo muchos de estos niños tienen una vida interior riquísima que se manifiesta por una imaginación desbordante. Justamente, hacia los 10 años, el niño va siendo cada vez más realista; aunque, en las historias de Mercedes Neuschäfer, aún se encuentre en la dicotomía imaginación / realidad. De este modo, Antonio aprecia al Sr. Baumann porque le explica historias y, juntos, viven momentos especiales. Andresín recuerda su procedencia y nadie, al principio, lo cree. Todos piensan que son cosas de su imaginación. Luis Felipe, acaso, es el más imaginativo de sueños: él mismo se siente protagonista de mil y una aventuras; aunque, en realidad, el día en que se atreve a cruzar solo el barrio del Humedal es cuando se da cuenta de que la realidad, a menudo, puede superar la ficción.
– Relaciones con los adultos.
La familia es el núcleo básico de estos personajes. Muy a menudo, son hijos de madre española y padre alemán, con lo cual se enriquecen doblemente -Peter o Michael, por ejemplo-. Con sus padres suelen llevarse bien, excepto cuando hay problemas sociales o económicos por el medio: es el caso de Andi, cuyo padre se emborracha, o el de Andresín, que fue secuestrado de niño o el de Juanín en el cuento “Las xanas del río”. La presencia de la madre es muy fuerte en todos ellos; aunque la relación con el padre es, salvo las excepciones señaladas, buena.
Estos niños se mueven en escenarios conocidos como es el colegio y allí nos presentan a distintos tipos de profesores, algunos comprensivos y otros realmente antipáticos. Acaso el Sr. Hiller, en “Una fotografía mal hecha”, sea el ejemplo más positivo de profesor o la profesora de Andresín, en “El yate blanco”. Otro buen ejemplo de adulta comprensiva sería la cocinera en este último libro, que ayuda a Andresín para que se adapte a su nueva circunstancia… y, en el polo opuesto, está la señora “Tag”, llena de prejuicios hacia los emigrantes, en “Antonio en el país del silencio”; prejuicios que tiene que abandonar cuando ella misma se encuentra en problemas.
Hay otros adultos, no siempre agradables, alrededor de estos niños. El señor Müller en “La cabaña abandonada” no sabe cómo dirigirse a los niños y se siente molesto en su presencia. Antonio tiene más suerte y es capaz de entablar una relación de amistad magnífica con un profesor jubilado. Así, se demuestra que el afecto no tiene edad. Tantina, en el cuento “Anna y Tantina” es otro caso de persona anciana que sabe estar cerca de una niña y ayudarla a superar sus miedos, aun después de muerta.
En “Una fotografía mal hecha”, Peter reflexiona acerca de los tipos de adultos que pueden existir. Transcribimos la cita porque es sumamente interesante para entender la psicología de un niño y cómo la autora sabe captarla:
“En este aspecto, Peter distinguía tres clases de mayores. A la primera pertenecían todos aquellos a los que no interesa en absoluto lo que los niños dicen, y lo muestran francamente.
En la segunda entraban los adultos a los que tampoco interesa, pero que lo disimulan. Emplean, en general, sin haberse interesado por lo que se les dice, falsas admiraciones: “¡Ay, no me digas…!” “¿Qué estupendo!”, “¿Qué horror!” “¡Mira, qué suerte!”, tratando así de cortar a los niños la palabra y terminar el asunto lo más rápidamente posible… Ante éstos Peter se quedaba con una indefinida sensación de malestar, y le eran todavía más antipáticos que los primeros.
Y, por último, en la tercera categoría, desgraciadamente poco numerosa, estaban aquellos a los que interesan de verdad las cosas de los niños; los escuchan; los comprenden y comentan, luego, algo que tiene sentido” 9.
– Relaciones con los amigos.
Nuestros niños se encuentran, como ya dijimos, en pleno proceso de socialización y les es básico encontrar amigos. Así, Luis Felipe se siente feliz cuando Andi dice que es su amigo; Peter está muy a gusto con los amigos de su pandilla, los del instituto y los del barrio; Michael se siente feliz cuando ve que puede ser amigo de Annette, aunque sea una chica y mayor que él; Andresín se siente mucho mejor cuando David lo escucha y cree en su historia; Juanín se siente contento cuando, gracias a las xanas, consigue integrarse en el grupo; Antonio también consigue un amigo, Matías, aunque su madre es francamente antipática con él; pero entre ellos dos se establece una relación de verdadera amistad.
Muy a menudo, la autora reflexiona acerca de la educación que reciben estos niños. Por ejemplo, Luis Felipe es un niño demasiado mimado que tiene que aprender, poco a poco, a ser independiente y la amistad y el conocimiento de otros valores y de otras formas de vida, distintas a la suya, le ayuda mucho. Uwe en “Una fotografía mal hecha” es otro personaje que nos invita a reflexionar. Su madre lo sobreprotege de tal manera que parece que sea un niño indefenso, hasta que encuentra un motivo más fuerte que él mismo y aprende a sentirse fuerte: “La madre de Uwe esperaba en casa de Peter la llegada de su hijo.
-¡Dios mío, son ya más de las once y el niño levantado, andando por esos mundos! No, Uwe está tan delicado, eso no pueden hacerlo con él -decía.
Cuando, al fin, oyó llegar el coche de la policía, se lanzó precipitadamente a la escalera. Por ella subían Uwe y Peter; pero Uwe no era el niño deshecho y cansado que ella esperaba. Uwe subía contento, seguro, lleno de energía y hasta con un poco de color en sus casi siempre pálidas mejillas” 10.
III.b. Problemas:
– Problemas sociales: la emigración.
Mercedes Neuschäfer conoce de cerca los problemas de adaptación de los emigrantes y nos los cuenta, sin dramatismo, en algunos de sus libros. Por ejemplo, en Antonio en el país del silencio habla de lo difícil que es, para una familia de españoles, establecerse en Alemania y que los vecinos los acepten; aunque acaban lográndolo: “Los vecinos de la casa, sin embargo, no se habían alegrado con la noticia de la venida de la familia extranjera” 11.
Ya hemos comentado que, en algunos casos, los padres de los niños son de procedencia distinta, alemanes y españoles. La madre de Peter, por ejemplo, es capaz de prepararles una merienda estupenda… porque es española: “La madre de Peter, que era española, les había preparado una inmensa tortilla de chorizo y jamón que les había sabido a gloria” 12.
– Problemas actuales: amistad, solidaridad, justicia, el dinero, el desencanto, la droga…
Los libros de carácter realista hacen que el niño entre en contacto con personas, situaciones y acontecimientos que les son familiares y que les permiten que, poco a poco, vayan integrándose en el mundo adulto, dejando atrás los episodios infantiles; aunque eso hay que hacerlo paulatinamente y la escritora lo sabe muy bien; de ahí que maneje distintos tipos de aventuras y temas, para dar mayor variedad y opciones a los niños. Del mismo modo, no olvida los aspectos mágicos o maravillosos. La niña del cuento “La capita azul”, Carolina, es muy seria, pero gracias a una capita azul puede ver realizado su sueño de volar. Anna, en “Anna y Tantina”, tiene miedo de quedarse sola por las noches y su tía abuela Tantina le hace compañía, cuando su madre no está. Tantina le enseña a ser valiente y a perder sus temores, sin necesidad de repetírselo a cada paso, como hace la madre y algunas amigas “bienintencionadas”. Tantina es ese personaje medio mágico, medio real que permite que Anna vaya, despacio, pero sin pausa, incorporándose al mundo adulto.
Son muy interesantes los temas relativos a la identidad personal. Muchos niños sienten auténticos complejos: porque tienen miedo, porque son bajos, porque están perdidos, porque no conocen el idioma, porque, porque… En la superación de estos problemas, es muy importante el adulto -sea un profesor, el padre o un anciano-, y los propios amigos que se ayudan mutuamente a conocerse y a valorarse o elementos fantásticos como las xanas o los seres de Berland.
Hay también, desde luego, problemas más concretos que enfrentan al niño con la realidad, ya sea el secuestro, el poder del dinero, las drogas o la insolidaridad. También estos niños aprenden a valorarse entre ellos y a suplir las diferencias mediante la imaginación, los sueños o la propia superación personal, como es el caso de Andi que procura enfrentarse a la vida de buen humor… y no siempre es fácil. La pequeña Claudia, por ejemplo, en “Una fotografía mal hecha” vive en una familia que se lo da todo, pero que no le ofrecen lo más necesario: el afecto, el verdadero cariño y los buenos consejos. Claudia no sabe que no puede irse con desconocidos, de ahí que pueda ser secuestrada sin ningún problema.
Nuestra autora deja una estela positiva a su paso y demuestra que las limitaciones se pueden superar; ya sean limitaciones físicas, económicas, de diferencia de ideas, de educación, de edad, de procedencia social… y que, para ello, sólo necesitamos tesón, fuerza de voluntad y creer en nosotros mismos.
III.c. Escenarios:
– Escenarios: Alemania, España (Asturias), África, países maravillosos.
Muchas de las historias de Mercedes Neuschäfer transcurren en Alemania, de este modo nos proporciona información suplementaria acerca de la educación y las costumbres de allí, lo cual es muy enriquecedor. Algunas hacen referencias a lugares maravillosos y lejanos, como ya hemos mencionado. Una vez se sitúa en África, y allí entramos en contacto con los problemas de adaptación entre las dos culturas, la autóctona y la blanca y las dificultades que eso genera: “-Veréis; nosotros, los europeos, sabemos cosas que ellos no saben. Y, por eso, venimos a enseñárselas. Ellos solos no podrían, por ejemplo, montar esta factoría y, como nunca han visto una cosa así, tienen miedo de ella. Yo sé que las emanaciones de la fábrica no pueden dañar a las chicas. Yo lo sé; pero ellos no pueden saberlo. Yo lo he estudiado, ellos no. No hay ni una sola escuela por todos estos contornos a la que puedan ir los niños” 13.
Y, por último, la escritora siente predilección por su Asturias natal y, en cuanto sitúa en España alguna historia, lo hace en Asturias, ya sea “El yate blanco” o el cuento “Las xanas del río” o “La acera rota”, por supuesto.
Es tanta su afectividad hacia Asturias que suele emplear diminutivos asturianos -casina, guitarrina, chavalín, leonín, Andresín…- e, incluso, el bable, como ocurre en la parte final de “El yate blanco”, que desempeña un papel decisivo.
IV. Estilo.
El estilo de Mercedes Neuschäfer-Carlón es diáfano y sencillo. No carga sus historias de descripciones prolijas y lentas, sino que suele utilizar un diálogo muy vivo que retrata perfectamente bien a sus personajes. Aunque, básicamente, maneja la tercera persona narrativa, sus historias están muy cercanas porque parecen irradiar directamente de los niños protagonistas ya que la narradora se sitúa no como omnisciente, sino como testigo o como cómplice de las historias que nos cuenta. Como ella misma dice: “El libro que va a gustar al chico ha de hablarle de cosas que son de su interés y tener, además de sencillez, algo de aventura y diálogo abundante. Poca “paja” en cambio” 14.
No nos ofrece muchas descripciones de sus personajes, sino que los va retratando a medida que transcurre la historia; de este modo, el lector va familiarizándose y conectando con los personajes paralelamente, a la vez que se interna en el relato. No son, por lo tanto, figuras planas las que nos dibuja, sino seres enteros, de carne y hueso, que van creciendo y van aprendiendo y sintiendo nuevas experiencias a medida que avanza su camino; exactamente igual que los pequeños lectores.
V. La labor traductora.
No debemos olvidar, ya para ir cerrando esta aproximación, la labor traductora de Mercedes Neuschäfer porque un buen traductor no se limita a transcribir lo que lee a otro idioma, sino que hace una verdadera recreación, una verdadera labor original, como es el caso de “Max y Moritz”, de Wilhelm Busch 15. Se trata de un libro primorosamente editado que contiene los siguientes títulos: Max y Moritz, Hans Patachula, el cuervo de la desgracia, Baño en la noche del sábado, El canuto, El gran chillador, El campesino y el molinero, El moscón, Enrique el maligno, Las dos hermanas y Plisch y Plum.
Wilhelm Busch (1832-1908) es un autor muy apreciado y leído en Alemania. Sus historias están muy lejos del didactismo de su época y son ingeniosas e irónicas; de ahí que hoy se sigan leyendo. Los dibujos, del propio autor, ayudan a la comprensión de los textos. Sin embargo, ahora nos interesa la traducción al castellano. Mercedes Neuschäfer, en el estudio final que añade a la traducción, comenta que ha sido una tarea difícil verter los versos alemanes al español, porque son idiomas muy distintos y ella ha querido conservar la gracia del original, mediante pareados consonantes; pero a la vez ha creado imágenes nuevas: “Ha sido, pues, un trabajo de traducción y creación a la vez” 16.
Notas.
(1). Mercedes Neuschäfer-Carlón: “Mis experiencias en la literatura juvenil”, en Hispanorama, 27 de agosto 1997, pág. 59.
(2). En revista Platero, Oviedo, nº 36, año IV, febrero, 1990, pág. 7.
(3). En carta fechada en 8-2-90. Cuando realizaba mi tesis doctoral, quise conocer la literatura de Mercedes Neuschäfer, en especial La acera rota. Le escribí y su amabilidad y afecto han sido motivo, aparte de su excelente literatura, para que le dedique este estudio.
(4). Cf. nota 1, pág. 60.
(5). Cf. nota 2, pág. 7.
(6). Mª Concepción Pérez Montero: “Mercedes Neuschäfer-Carlón. Literatura narrativa a la medida de los niños de hoy”, en El Norte de Castilla, sábado 7 de noviembre de 1992, págs. VI-VII.
(7). Véase, para posibles ampliaciones, mi trabajo: “La infancia en el recuerdo. Breve análisis de “La acera rota”….”, en Platero, nº 100, marzo 1988, pp. 4-7.
(8). Cf. nota 1, pág. 61.
(9). Una fotografía mal hecha, Madrid, Rialp, 2( 1993), pág. 35.
(10). Ibid., pág. 133.
(11). Antonio en el país del silencio, León, Everest, 1988, pág. 12.
(12). Cf. nota 9, pág. 127.
(13). La cabaña abandonada, Madrid, Alfaguara, 1990, pág. 127.
(14). Cf. nota 1, pág. 60.
(15). Publicado por Anaya, Madrid, 1990, Colección Laurin.
(16). Ibid., pág. 235.
Leave a Reply